Ayyy y que ilusión más grande nos hace. Primero cuando son bebés, deseamos que le salgan los dientes, ¡están más monos con 4 dientecitos!. Luego cuando ya los tienen todos, esperamos ansiosos a que empiece a moverse alguno y que El Ratoncito Pérez nos visite, y finalmente, una vez todos los dientes cambiados,
procuramos que entonces, no se caiga ninguno.
Es la ley del diente: sale-se cae-sale y ¡que no se mueva! .
Seguro que los que tenéis niñ@s en edad del cambio de dientes, en torno a los 6 años, sabéis de lo que os hablo.